web 6/5/2008
 



"EL RESPLANDOR"


Con esta anécdota demostramos que cuando decimos que nos ha pasado de todo es por algo... y es que hemos sufrido hasta un intento de homicidio en la peña, y aunque ahora lo recordemos entre risas, al menos yo puedo jurar que es de las noches en las que he pasado y pasaré más miedo de mí vida.
Ya veíamos venir algo extraño aquella noche pero ni por la cabeza se nos pasaba el que nos intentaran matar a alguno de nosotros aunque fuera con un cuchillo de mantequilla. Y todo comenzó por un olor de pies...
El escenario era como en las pelis. Estabamos un pequeño grupo de jóvenes de vacaciones en una casa aislada de un pequeño pueblo. No había coches y todo estaba oscuro alrededor. La noche tranquila y el cielo completamente despejado y cubierto de estrellas.
Tres de nosotros, entre ellos yo y la propia víctima, nos encontrábamos en la habitación de arriba de la casa donde difrutabamos, hasta entonces, de unas relajadas vacaciones, pero solo hasta entonces...
Los tres hablábamos sin imaginar qué iba a suceder en unos minutos. Sube el homicida y como si nada, comienza a hablar con el resto de personas hasta que empieza una leve discursión entre él y la víctima. Todo empezó como una broma ya que el chico no corría peligro al ser golpeado con una simple almohada. El tono de voz y el nerviosismo iban aumentando y tras varios empujones el homicida baja las escaleras gritando y nervioso. Las otras dos personas que estabamos encima de la cama reíamos aún sin poder creer que la cosa iba muy en serio.
Los que se encontraban abajo, subieron a enterarse de lo ocurrido tras llamarles la atención las tremendas voces. Justo en ese instante se oyen ruidos que provenían de la cocina. Alguien buscaba algo mientras juraba matar a quien se encontraba arriba con el resto del grupo. Ya sabiendo qué podía buscar en la cocina y cuales eran sus intenciones, los chicos corrían de nuevo hacia abajo para cerrar la puerta de entrada a la casa e impedir que el loco entrara a hacernos daño, ya que la cocina se encontraba a parte del resto de la casa. Justo cuando este corría hacia la entrada con cuchillo en mano, la responsable de la casa cerró la puerta bajo llave y por nuestra seguridad.
Las voces e impotencia crecian cada segundo que pasaba y el miedo se apoderaba de todos. Hubo quien se quedó en un rincón sin pestañear mientras escuchaba los gritos, hubo quien se encerró bajo llave en otro cuarto para estar más a salvo aún... y hubo hasta quien se escondió debajo de la cama sabiendo con toda seguridad que ahí no entraba el loco.
Aún no sabemos si fue un "resplandor" como en la peli, lo que hizo que se le cruzaran los cables (hablando de cables... ¿1200 euros...? jaja...), pero desde entonces hasta él sabe que se queda sin cabeza como se repita la situación.
El eco de los gritos retumbaba entre las montañas que rodeaban la casa y "el pirao" llegó a romper el cristal de la puerta principal de entrada a la casa.
Con el paso de los minutos todo se iba calmando al ver que al homicida se le agotaban las pilas. Poco a poco se fue díalogando con él hasta calmarse y entrar, más o menos, en razón.
Todo quedó en un tremendo susto que, como ya he dicho antes, ahora recordamos como una anécdota muy divertida y terrorífica a la vez.
Ya podemos decir que hemos protagonizado una peli de terror... se llamaría... mmmmm... ¿Cómo era...? sí: "The fat psycho"
Si lo hubieramos grabado ya teniamos el corto perfecto de terror, al estilo "La bruja de Blair", pero cien por cien real...


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